¿Quieres comer en un restaurante con encanto? Conoce los 8 más castizos de Almería

2022-10-26 11:42:19 By : Mr. Phil Li

Los diferentes pueblos de Almería cuentan con casas comida, bares y restaurantes castizos, donde el yantar y el beber se convierten en una tentación irresistible. Además de por sus productos de calidad inigualable, éstos te atrapan por las historias que se han vivido al calor de sus fogones

La carretera de subida de Níjar a Huebro sirve para abrir el apetito y prepara el estómago para los huevos fritos con patatas más suculentos que uno puede comerse. Casa Enriqueta es el fiel reflejo de Huebro: pequeño pero hermoso. No hay que pedir, sólo prepararse para una gran ensalada, la fuente de patatas, una carne suculenta y un buen vino para brindar. No olvidéis reservar.

Por mucho que a uno le expliquen lo que es Casa Amalia, hasta que no lo visita no disfruta de unos guisos con sabor a pueblo. Refugiado en mitad de Dalías, pueblo precioso del Poniente almeriense, ofrece a sus clientes un buffet libre de entrantes variados, guisos, caldos, carnes o postres, que te obliga a repetir una y mil veces. Es lo característico del sitio, además de su decoración y de su pinta de comedor escolar, que uno puede levantarse y servirse hasta saciarse. No olvidéis reservar.

Ir al Tío Peroles merece la pena sólo por su enclave, en Abla, en mitad de la Alpujarra almeriense. Pero es que además, principalmente en época veraniega mantiene la tradición de los lebrillos de ponche. ¿Qué son? Los lebrillos se tratan de recipientes cónicos de barro, donde se sirve el ponche (vino, agua, azúcar, hielo y melocotón). El resto, disfrutar de una velada fresca al atardecer aun en verano, mientras charlas con los acompañantes y disfrutas de tapas típicas de la localidad. O de un plato de setas, jugosa, tiernas y saboras.

Abrucena cautiva por su belleza alpujarreña y el Bar de María por ser la comida de toda la vida. Además, servido en un salón o un pasillo de una casa de pueblo, que es parte de su encanto. Lo mejor es dejarse servir, permitir que las camareras empiecen a sacar platos de albóndigas, secreto, setas..., que se digieren mejor con una buena jarra de vino de la zona. Los postres, caseros, son el colofón antes de darse una vuelta para bajar la comida por las callejuelas de la localidad, que confluyen en la coqueta Plaza del Ayuntamiento. No olvidéis reservar.

Uno no puede imaginarse cómo en un pueblo tan pequeño puede comerse tan bien. A más de uno le costará situar Turrillas en el mapa, pero merece la pena coger la carretera que hay pasado Tabernas y subir unos kilómetros a lo alto de la montaña. Un par de buenos comedores donde se come tan bien como se comía con la abuela. Y si hace frío, entran mejor las migas, el trigo o el potaje que toque ese día. Por supuesto, carnes y pescado de segundo, amén de postres caseros. No lo dudéis y poner en el GPS Mirador de Turrillas, si aún no lo localizáis. No os olvidéis de reservar.

Cada vez es más difícil encontrar un sitio para comer caracoles. Pues a quien le gusten, éste es su sitio. Por supuesto, con una buena ración de algo tan almeriense como el ajoblanco. El Casa Almería es uno de los sitios carismáticos de la Sierra de Gádor, con unas vistas preciosas sobre la bahía almeriense. El olor a pueblo despierta el gusanillo e incita a disfrutar de las dos especialidades, caracoles y ajoblanco, además de unas migas o unas buenas pailas de carnes. No olvidéis reservar.

¡A ver quién se resiste a un plato de trigo así! Escondido en la Sierra de los Filabres, Bacares tiene muchos motivos para visitarla. Y uno de ellos es por el gastronómico. En el Bar Las Fuentes se come con la cuchara y con el cuchillo y el tenedor. Hay guisos que te ayudan a quitarte el frío otoñal, invernal o primaveral de la localidad; así como carnes de caza que sólo en estas zonas privilegiadas uno puede paladear. Luego, por qué no, un paseo hasta Las Menas para ver el pasado minero de la zona.

Es uno de los clásicos del Levante Almeriense. Al decir gastronomía y Turre inmediatamente se piensa en platos como la morcilla turrera, las pelotas, el trigo, los gurullos y los caracoles en salsa. Todo eso se puede encontrar en este restaurante ubicado en la Avenida de Almería, la calle principal del pueblo. Un sitio de los de toda la vida para comer como en casa de la abuela.

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